Conclusión, teoría unificada.

La historia de la arquitectura parece quedar enmarcada por dicotomías o movimientos reaccionarios. Si realizamos un recorrido histórico en busca de la legitimidad que parecen tener los discursos teóricos encontraremos que existen más puntos en común de lo que parece.

Colin Rowe trata la individualización a través del fondo figura de manera que evidencia la producción de espacios en el modelo de la ciudad antigua y la producción de objetos en el modelo de la ciudad moderna



Fondo figura

Visto de este modo podemos entender el abismo que separa la visión culturalista de la ciudad y el movimiento moderno. Sin embargo, si acudimos a Aldo Rossi y a una visión culturalista de la ciudad también cercana a Colin Rowe, acudiremos de forma instintiva a figuras vitruvianas, albertianas y palladianas. Vitruvio está vigente en Palladio ya que recupera el orden exento, el cual le brinda la monumentalización que viene dada por el aislamiento y que por tanto lo reduce al objeto. Por tanto,  encontraremos a Palladio muy cerca del movimiento moderno, no solo en el concepto de las villas, que  no deja de ser una invención, sino en aspectos como las columnatas, esa suerte de stoas que caracterizan la arquitectura palladiana son capaces de integrar en el entorno, ese orden exento que manifiesta una clara monumentalización de las formas que en esencia se encuentra teóricamente ligado a las ideas de movimiento moderno donde vemos una integración similar mediante pilotes, donde el orden exento se entiende también como una separación de estructura y cerramiento. De hecho encontraremos  que el propio Colin Rowe compara la villa Stein de Le Corbusier con la villa foscari de Palladio. Podríamos ir más allá buscando una relación que pertenece al recorrido o promenade, entre los cuatro ejes, la elevación y la cúpula en la villa rotonda y las cuatro caras, la rampa y el cielo de la villa saboya.

Podríamos tambien recurrir a Semper para justificar y dar cohesión histórica al "mar vacío" donde flotan los objetos del movimiento moderno, introduciendo el factor del espacio como el elemento más importante y revelador de la arquitectura, y en consonancia con Semper acudiremos a Quincy. Hablemos entonces de los origenes de la arquitectura, algo relacionado con el tipo y que nos llevara hasta la visión culturalista de Rossi. El cazador se asocia con la cueva y esta con la piedra, el pastor con la tienda y este con lo textil, el agricultor con la cabaña y este con la madera, así se obtiene cierta legitimidad heredada. Pero porque parar aquí, continuemos hasta nuestros días entendiendo la industrialización y los procesos de la información como los nuevos oficios del hombre. Así, el obrero cualificado se relaciona con la industria y este con el metal, nuestro alter ego en facebook o nuestro avatar se relaciona con las redes sociales y estas con el espacio hetereo que constituye internet y el espacio físico que constituyen servidiores, antenas y espacios wifi. Hemos encontrado así la legitimidad histórica con el movimiento moderno y la contemporaneidad. 

La visión de Laugier nos da la idea de los ordenes ya no como ornato sino como elemento estructural que supondrá una mirada hacia la catedral gótica y en cierta medida, una separación de la representación natural. Si nos damos cuenta, esto tiene mucho que ver con los CIAM en cuanto a forma. De Laugier nos trasladamos a Durand que liga la arquitectura al programa de manera que planta la semilla de lo que será la arquitectura de dentro a fuera, aunque aún de una manera un tanto ortopédica, aún existe mucha dependencia de la simetría especular y de la composición del alzado. A estas alturas existe por tanto un catalogo de ordenes que ya no son decorativos, lo que nos vuelve a hacer dar un salto temporal y acudir a Venturi, capaz de emplear una recopilación de formas obtenidas del movimiento moderno y reivindicar lo vernáculo mediante el énfasis en lo local y particular.


Volvamos otra vez a los CIAM. La carta de Atenas determina un higienismo expresado por la zonificación y esto lo podemos entender como la pura expresión de la individualidad y por tanto de lo diverso, algo que promulga Rowe. Es cierto que bajo la pátina de la estandarización del "pueblo" y sus costumbres (habitar, circular, trabajar, recrear) pero en cualquier caso, una individualización que no alude a lo social sino a lo funcional y que a fin de cuentas nos dará la riqueza de lo diverso. Por otra parte la vivienda es una tipología fundamental que garantiza la continuidad de las ciudades, a través de postulados como la superficie en función del soleamiento o la higiene pero al fin y al cabo la vivienda, conclusión a la que también llegara Rossi por medios puramente historicistas (el valor de lo residencial que garantiza la continuidad de los centros históricos). 

 Dando un paso más hacia la actualidad acudiremos a koolhaas, aparentemente en un punto diametralmente opuesto a Colin Rowe.

Podemos intuir que Koolhaas es consciente de la reducción al objeto que supone un planteamiento utópico:

“…Nuestra "sofisticación" esconde grandes síntomas de cobardía centrados en la simple cuestión de la toma de posiciones - tal vez la acción más básica en el hacer ciudad. Somos simultáneamente dogmáticos y evasivos. Nuestra sabiduría amalgamada puede ser fácilmente caricaturizada: según Derrida no podemos ser Totales [Whole], según Baudrillard no podemos ser Reales, según Virilio no podemos estar Allí. 

"Exiliado al mundo virtual": la trama para una película de terror. Nuestra relación actual con la "crisis" de la ciudad es profundamente ambigua: todavía culpamos a otros por una situación de la que son responsables tanto nuestro incurable utopismo como nuestro desprecio. A través de nuestra relación hipócrita con el poder -despectiva, pero codiciosa- hemos desmantelado una disciplina completa, desconectándonos a nosotros mismos de lo operacional, y condenando poblaciones enteras a la imposibilidad de codificar civilizaciones en su territorio -el tema del urbanismo.

Ahora nos queda un mundo sin urbanismo, sólo arquitectura, incluso más arquitectura. La pulcritud de la arquitectura es su seducción; ella define, excluye, limita, separa del "resto" -pero también consuma. Explota y agota las potencialidades que finalmente sólo pueden ser generadas por el urbanismo, y que sólo la imaginación específica del urbanismo puede inventar y renovar…”



Aun así, tanto sus orígenes como sus últimas propuestas se encuentran íntimamente ligadas a la utopía como el paradigma engreído del objeto como estandarte al servicio de la ciudad, que sin embargo podría encontrar ciertas similitudes con un planteamiento de ciudad utópica del collage deformada.

“…Si va a existir un "nuevo urbanismo" Ya no tratará de separar e identificar entidades, si no del descubrimiento de híbridos innombrables; ya no estará más obsesionada con la ciudad si no con la manipulación de la infraestructura para [provocar] intensificaciones y diversificaciones, atajos y redistribuciones sin fin - la reinvención del espacio psicológico…”

El entendimiento de la modernidad como metarrelato, es decir, como discursos legitimadores a nivel ideológico, social, político y científico, una gran narración con pretensiones justificatorias y explicativas de ciertas instituciones o creencias compartidas no hace más que afianzar la continuidad de la que hablamos, entendiendo que lo que estamos haciendo es precisamente otro metarrelato. Somos conscientes y como tal nos valemos de ello para conseguir una teoría unificada.


Todo esto no esta dando unas pistas más que claras para el desarrollo urbanístico tratando puntos como la história, la utopía, y el collage como principios teóricos unificados.












la ciudad como objeto consciente